LOS DIRECTORES DE LA PRIMERA DÉCADA DE SONORIDAD.
Como ya he explicitado la cinematografía había constituido, desde la
segunda década del siglo XX, un entretenimiento importante de los sectores
medios urbanos, con algunos éxitos nacionales ya en la etapa muda como "Nobleza
Gaucha" de 1915, con dirección de Humberto Cairo. Este producto impactó
no sólo como entretenimiento sino
también por su contenido social que mostraba la situación del proletariado
rural dentro de la sociedad feudal.
El gran nudo argumental de éste filme reflejaba la opresión del patrón y
también los deseos de justicia,
de progreso y de liberación de los inmigrantes que trabajaban en las estancias
cultivando las tierras de otros o en el puerto para exportar el producto de
esas tierras.

En las primeras épocas de la cinematografía argentina se
produjo un gran número de películas con relación al tango, las cuales se
instalaron exitosamente en el mercado nacional y extranjero gracias al auge de
este género musical.
Su éxito, según Claudio España en
"Reportaje al cine argentino", dependió de su lenguaje coloquial,
la imagen porteña
que se instaló como mito en todo el
interior del país, la presencia de los grandes artistas del teatro, el cabaret
y la revista en
la intimidad de la sala de proyección y las figuras de orquestas y cantantes
populares que se escuchaban por la radio.
Por su parte, el periodista y crítico cinematográfico Domingo
Di Núbila señala que con las primeras películas sonoras comenzó la difusión
masiva de mensajes sociales y políticos, que a veces caían en la demagogia y el
dramatismo.
Si bien es absolutamente innegable que los intérpretes
desplazan la importancia del director a la hora de la elección de la distintas
películas, esto no significa que durante el período no se cuente con directores
fundacionales y de una calidad inusitada, quienes deben transitar el lógico
camino de definir la temática que cada uno de ellos querrá retratar y la
cosmovisión que intentan instalar o difundir.

El cine apuntó, entonces, al público masivo y los filmes
intentaron reflejar la realidad desarrollando ciertos imaginarios sociales
cuyos ejes temáticos eran: la vida cotidiana, el costumbrismo, la modernidad ,
lo popular, lo nacional, el humor, la hipocresía, la familia , el trabajo,
la actualidad política y lo criollo.
Temas como: el tango,
el fútbol,
las carreras, la medicina ,
la educación, la pobreza ,
el fraude electoral fueron tópicos de películas como "Los tres
berretines" (1933) de Enrique T. Susini, "Maestro Levita" (1938)
de Luis César Amadori y "Puerto Nuevo"(1936) con dirección conjunta
de Amadori y Mario Soffici, "El viejo doctor" (1939) dirigida por
Soffici y "Ya tiene comisario el pueblo" (1936) con dirección
compartida por Eduardo Morera y Claudio Martínez Paiva .

El director Manuel Romero con filmes como "Los muchachos de antes no
usaban gomina" (1937), "Fuera de la ley"
(1937) o "Tres anclados en París" (1938) logra constituir un
testimonio muy fresco y sagaz de la Argentina en la década del '30, con su
política liberal y conservadora y su pueblo trabajador y escéptico.
Claudio España dice asimismo que "en sólo tres años
(1933 a 1936), los realizadores han aprendido una técnica y también han
encontrado un estilo personal y
fórmulas generales para adaptar el modo de cada uno al gusto colectivo. Todos
los realizadores tienden a incorporar todos los estratos sociales, y
especialmente a la clase media,
que ya ha ido adquiriendo formas y movilidad propias, heredera de la
inmigración, consumidora incansable".
Pero en los últimos años de la década del '30 se empezaron a
abrir paso películas con un enfoque más serio y consciente de la realidad y más
alejadas de las imitaciones de los productos de los países desarrollados.
Las películas adquirieron entonces identidad nacional
en la medida que mostraban problemas concretos
de la vida diaria y lograban captar el modo de vida las clases medias y los
sectores humildes. Es importante recordar la movilidad social que existía en
aquella época y la confianza que existía en el país y en las posibilidades
colectivas de ascenso social. El trabajo y el estudio se habían convertido en
vehículos para acceder a un mejor nivel de vida, sobre todo por parte de los
hijos de inmigrantes y aquellos que se habían desplazado del campo a la ciudad.

El migrante interno apareció como un nuevo actor social y
las películas de esa época contribuyeron a incorporarlo en el imaginario del
momento.
Asimismo, en 1938, se estrenó "Mujeres que
trabajan", de Manuel Romero, donde Niní Marshall interpretó el papel de
Catita y ahí se expuso otro fenómeno social: la incorporación masiva de la mujer al
estudio y al mercado de trabajo en la Argentina. Generalmente, las
realizaciones de Romero causaban un gran impacto en el público porque denotaban
preocupación por la modernidad y todos los cambios que producía como la
movilidad social, las reivindicaciones laborales, la migración interna, la
inserción cultural de los inmigrantes y hasta el divorcio.
También en el mismo año , comienza a definir su rasgo identitario
que dará origen al cine de denuncia social , Mario Soffici con películas como "Kilómetro
111", inspirada en el drama de los agricultores explotados por los
intermediarios; y, fundamentalmente, en 1939 , "Prisioneros de la tierra ",
basada en el trato inhumano que se producía en los yerbatales.
"Aquel era un cine libre, competitivo, arriesgado.
Contrasta con un cine que debe contemplar intereses", manifiesta Di
Núbila, ya que hacia en 1940, esta industria comienza a utilizarse como medio
del sistema imperante
para difundir y fijar las pautas de una sociedad burguesa, acrítica y ordenada.

El éxito del cine nacional en el ámbito interno y su
expansión en el mercado latinoamericano permitió un aumento sostenido de su
producción: 15 en 1936, 28 en 1937, 40 en 1938, 50 en 1939.
Este auge posibilitó la consolidación de un grupo de
directores formado por “ el Negro” José Ferreyra, como los ya mencionados Mario
Soffici, con “ Viento Norte”(1937) Manuel Romero, con “ La muchachada de a
bordo”(1936) y otros como Leopoldo
Torres Ríos, con “La vuelta al nido”(1938).o Daniel Tinayre con " Bajo la santa federación" de 1935


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