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LOS OJOS DE LA CALLE.


SOFFICI: LA CÁMARA IMPREGNADA POR LOS OJOS DE LA CALLE.

En  la primera década  del cine sonoro argentino  se lleva a cabo  un proceso  que va desde una preeminencia de la imagen fotográfica y, en función de ella contenidos argumentales por demás endebles  a la producción, dentro de una diversidad notable de géneros,de envíos donde el peso argumental, paulatinamente va ganando protagonismo hasta convertir al cine en un verdadero testigo  de su época; unas veces apuntando a cuestiones más profundas sin perder el costumbrismo propio de las distintas clases sociales en las que se enmarcaban las comedias más livianas y otras dotando de  una profundidad importante a historias que intentaban retratar la vida urbana y rural de los grupos más vulnerables.
Sin lugar a dudas en esta obsesión por retratar la vida rural y de las masas suburbanas el director que logrará destacarse por excelencia es Mario Soffici.

Mario Soffici - Wikipedia, la enciclopedia libre
MARIO SOFFICI

Nacido en Italia en 1900, llega como inmigrante a Argentina con 9 años de edad, radicándose en Mendoza, donde cursa pocos años de escolaridad encontrándolo a los 12 años ya inserto en el mundo del trabajo rural. Seguramente en  esta historia de vida resida la causa fundamental de haber definido un estilo propio en la cinematografía que lo instala como el pionero de la denuncia social cinematográfica.
Un verdadero autodidacta que alguna vez se definió, como cineasta, de la siguiente manera: “Estudio en la calle (lo que equivale a decir en la naturaleza). La técnica se perfecciona en la calle y se pone en práctica en el «set». En el cine argentino hemos llegado al momento de empezar a dar contenido y que las películas no sean solamente forma, imagen fotográfica, movimiento de cámara y música. El cine argentino se salvará con contenido y personalidad. Es la voz de orden. ¡Y que nos dejemos de efectos fotográficos!”.
Citando a Miguel Grinberg, en su libro Mario Soffici (Centro Editor de América Latina, 1993): “Además de observar, registraba todo como una máquina de fotos (que no tenía ni conocía) intuyendo que todo eso era importante. No se equivocaba, ya que sería la argamasa de lo que alguna vez plasmaría en sus películas. Ni imaginaba entonces que un invento de los hermanos Lumière en Francia sería un día la fuerza motriz de su ser y estar en el mundo”.
Al cumplir 15 años descubre  el mundo circense, debutando un año después en él como, prestidigitador e ilusionista. Mientras, paulatinamente, ingresa al mundo del teatro como actor. Esta profesión lo lleva en gira por España, donde conoce al mítico “Negro” Ferreyra tomando ambos contacto con el cine sonoro y dedicándose al aprendizaje de esta nueva técnica con el objetivo de comenzar a filmar a su regreso al país.
De regreso, Soffici actuó bajo la dirección del Negro Ferreyra en “Muñequitas porteñas” (1931) y luego con Enrique Larreta en “El linyera” (1933).



 Cuando Ferreyra lo convocó para otra película, Soffici le dijo que no le interesaba ser actor, sino director y le propuso aceptar el papel sin cobrarle: a cambio de que le diera lecciones de dirección.
 De ese modo, Soffici comenzó a estudiar cine desde el punto de vista técnico, convirtiéndose en un director cuyas principales características fueron la minuciosidad y la obsesión a la hora de filmar. Esto, que en un primer nivel de análisis  podría definirse como rigor cinematográfico era algo más que eso ya que lo guiaba la voluntad de indagar en los temas nacionales con un gran respeto hacia los valores culturales, evitando fáciles esquematismos; algo que ya está presente en sus primeras creaciones:“ Viento Norte” (1937), un drama rural sobre los conflictos sociales y humanos del peón de campo y  en “Kilómetro 111” (1938), donde aborda la explotación que ejercían los intermediarios acopiadores sobre los agricultores, en el marco colonial del manejo de los ferrocarriles nacionales..


Todas estas características terminarán de definirse como sello personal en, lo que se puede considerar como el filme que da origen al cine social: “Prisioneros de la tierra” (1939), “una abierta denuncia de la explotación inhumana en los yerbatales, a la cual se incorpora la propia naturaleza como una protagonista más del drama”, dice el estudioso Octavio Getino, en su libro Cine Argentino, entre lo posible y lo deseable.





Mario Soffici dirigió 40 películas y también trabajó como actor y como supervisor en algunas películas de Argentina Sono Film. Entre las que  se destacan, además de las ya mencionadas: “Héroes sin fama” (1940), “Tres hombres del río” (1943), “Celos” (1946), “El extraño caso del hombre y la bestia” (1950), “Barrio gris”(1954) y “Rosaura a las diez” (1957).

Soffici: el cine con los ojos de la calle

A lo largo de su extensa carrera dirigió, entre otros, a: Libertad Lamraque Enrique Muiño, Ángel Magaña, Francisco Petrone, Floren Delbene, Eva Duarte, Hugo del Carril, Armando Bo, Aída Luz, Pedro López Lagar, Santiago Gómez Cou, Olga Zubarry, Carlos Thompson, Guillermo Battaglia, Tita Merello.

La cabalgata del circo - Wikipedia, la enciclopedia libre
LIBERTAD LAMARQUE Y EVA DUARTE "LA CABALGATA DEL CIRCO"
En 1973, con el retorno transitorio de la democracia, el presidente peronista Héctor José Cámpora designó a Hugo del Carril y a Mario Soffici para dirigir el Instituto Nacional de Cinematografía. Durante su breve gestión el Instituto desarrolló una importante tarea para revitalizar el cine nacional, prácticamente destruido por las dictaduras militares de Juan Carlos Onganía y Alejandro Agustín Lanusse. Se elaboró un proyecto de Ley de Cine que fomentaba la producción nacional y apuntaba a reconquistar los mercados hispanoparlantes, se preveía la producción regionalizada, la capacitación de los técnicos y estudiantes en circuitos de exhibición en Latinoamérica. En 1974 decidió también la abolición de la censura, tanto en la producción nacional como extranjera.

Malestar de los cines independientes con los Espacios INCAA ...

Durante su gestión se incrementó la producción nacional: 39 películas en 1973 y 40 en 1974 iniciando la preproducción de grandes películas del período como “La Patagonia rebelde” de Héctor Olivera, “Quebracho” de Ricardo Wüllicher, “La Raulito” de Lautaro Murúa y “La tregua” de Sergio Renán, que competiría por el Oscar a mejor película extranjera.


Pero todo este clima de libertad y creatividad se terminó al asumir la presidencia María Estela Martínez de Perón y comenzar los  tiempos del recalcitrante anticomunismo de José López Rega. En ese marco, Soffici se enteró que había dejado de ser director del Instituto Nacional de Cinematografía a través de la prensa.
Falleció el  10 de mayo de 1977, a los 76 años.




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