Fernando Ayala nacido en Entre Ríos en 1920. Fue uno de los más prestigiosos realizadores de su generación, fundando con Héctor Olivera la productora de cine Aries Cinematográfica Argentina , de la cual fue presidente desde 1956 participando dos años después de la fundación de Directores Argentinos Cinematográficos.
Inicialmente forma parte de la generación renovadora que, desde mediados de la década del 50, logra imponerse en el cine argentino frente al populismo predominante en la etapa anterior , con un cine más social y realista que en algunos casos encara la denuncia , dejando a un lado la épica de Lucas Demare o el neorrealismo militante de Mario Soficci del mejor cine argentino de la etapa clásica.
Con sus dos primeros envíos , "Ayer fue primavera" y "Los Tallos amargos",sorprende al público con una propuesta intimista y personal, nada usual en el contexto cinematográfico latino del momento.
La verdadera revelación del director se produce con su tercer film, "El jefe" de 1958, donde los valores peronistas y la sociedad en general son diseccionados a la perfección en un tono cercano al policial negro clásico pero con el aporte de un tratamiento innovador. Esta innovación, en la primera producción del sello Aries, da lugar al género político- testimonial que tendrá un tránsito muy esporádico en nuestro cine posiblemente por los recovecos que se originan en un peligroso inter-juego entre censura y autocensura.
Con un elenco interesante: Alberto de Mendoza, Duilio Marzio, Leonardo Favio, Pablo Moret, Emilio Alfaro, Graciela Borges y Ana Casares " El Jefe" se origina en un cuento de dos personajes de David Viñas que en su adaptación al cine,realizada por el propio Viñas y Ayala,incorpora otros personajes para incluir la idea de "banda" o "manada".
Esta modificación tiene una función clara que es la de mostrar, por un lado, distintos estereotipos: el intelectual fracasado, el aristócrata en promoción decadente,el porteño típico y el muchacho de barrio y, por otro,como entran en juego las distintas masculinidades y el sometimiento de unas sobre otras en la que la pertenencia a una clase social juega un rol por demás interesante.
El argumento va entramando diversos temas que se sostienen,con mayor o menor acierto, durante toda la película: las relaciones de poder y dominación ( en sentido weberiano),la lealtad acrítica,la traición, lo homosocial yla misoginia.
La película es una clara alegoría sobre el peronismo y sus seguidores, aquello que Gino Germani denomina como "masas disponibles". Traza un paralelismo con la realidad y mitología peronista caracterizada como una "banda delictiva" manejada por un líder despótico, Berguer (personificación de Perón) a quien caracteriza como un hombre propenso a humillar y castigar la desobediencia, pero con un dejo cuasi oculto de cobardía que le permite delatar hasta al seguidor más fanático para salvarse.
El filme cuenta con un clima inicial hedónico,retratado en las dos primeras estafas (remate de terrenos y venta fraguada del departamento) que busca reforzar la metáfora del líder demagógico que promete lo que sabe que no va a cumplir.
Resulta fundamental el abordaje del tópico de las masculinidades competitivas, mediante el cual Ayala realiza un planteo interpelativo de la "masculinidad peronista". Masculinidad en la que entra en un juego casi paradójico la homofobia, como mecanismo de defensa a la contaminación que corroe lo masculino, y lo homosocial,como elemento necesario para el funcionamiento normal de la banda.
Esta masculinidad peronista es la que resulta victoriosa sobre otras masculinidades tales como: las de los intelectuales y las de la oligarquía. Esta supremacía se encuentra retratada en la escena en que, casi como una verdadera violación,le arrancan la camisa al personaje de Müller y Berguer le dibuja senos con un pincel, que actúa como simbología fálica.
La misoginia adquiere el rasgo de objetivación de la mujer y se refleja en la relación de posesión/utilidad y su utilización para fines delictivos que Berguer traba con el personaje de Nina (Graciela Borges) quien se mantiene funcional al jefe.
Un camino diametralmente opuesto sigue el personaje de Ana Casares quien reacciona a un sometimiento que pareciera inherente a su género y clase social y dejará al jefe desprovisto de sus atributos carismáticos y masculinos.
El final de la película combina dos temas recurrentes en Viñas: por un lado las razones que determinan o facilitan la subordinación a un líder y,por otro, la responsabilidad ante los actos propios y sus consecuencias.
Durante todo el filme hay un tratamiento sutil de lo político ideológico que se retrata en la caracterización de personajes, en los ambientes y en los bienes culturales, por ejemplo la canción "Por cuatro días locos", arquetípicamente peronistas.
Claramente la visión del peronismo que difunde la película de Ayala se basa en el relato instalado por la Revolución Libertadora, que identifica al peronismo como una banalidad del mal o un hecho maldito en un país burgués.
Quizás uno de los mayores aciertos de la película,además de las impecables actuaciones, es el instalar una noción de masculinidad múltiple como rechazo a la existencia de una masculinidad hegemónica argentina. Permitiendo así,aunque de manera incipiente, un abordaje de las diversas masculinidades en una etapa temprana donde cuestiones de género no formaban parte de la agenda de ningún gobierno.
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