Ir al contenido principal

"BREVE CIELO" - DAVID JOSÉ KOHON- (1969)

 EFÍMERO.

Kohon, como buen representante de la cinematografía de los años sesenta, no solo  buscó retratar en sus envíos las preocupaciones sociales de su época sino que hay en él una búsqueda permanente por lograr un cambio estético profundo. Esto puede observarse en cualquiera de las películas que conforman su, no demasiado extenso, acervo artístico: "Tres veces Ana", "Prisioneros de una noche" (ambas de 1961), "Breve Cielo" (1969), "Con alma y vida" (1970), ¿Qué es el otoño?(1976) o "El agujero en la pared" (1982).

Caracterizado por un estilo lacónico de narración cinematográfica, que no recurre a situaciones trágicas ni virajes efectistas, logra desde esa propuesta sin estridencias que el espectador se involucre como participe de las historias que plantea.

El análisis que me propongo hacer corresponde a su tercera película, la última en blanco y negro, "Breve Cielo" estrenada en 1969 con los protagónicos de Alberto Fernández de Rosa (Paquito) y Ana María Picchio (Delia).



 A pesar de no ser realizada con un gran presupuesto la película recibe el Premio Cóndor de Plata, a nivel local,  al mejor guión y a la mejor actriz y en el Festival Internacional de Cine de Moscú  compite en los rubros mejor película y mejor actriz resultando ganador en el segundo.

Es de destacar el tratamiento de imagen inicial que tiene la película. La cámara hace un paneo desde un cielo limpio que se encuentra atravesado por la cruz de una iglesia hasta un edificio de piedra; típico del paisaje urbano de los años cincuenta en Bs. As. 

Dicho paneo muestra una  mezcla propia de los años sesenta en la que conviven lo monástico, las calles repletas de colectivos, chicos jugando en las veredas y vecinas que van de compras.

Los compases de "Extasis" de Piazzolla completan  el acercamiento inicial a la historia de Paquito y Delia.

"Breve cielo" nos sumerge en la peor de las caídas, porque hacen sucumbir todo lo aprendido. Podría decirse que en la propuesta de Kohon hay un fatal determinismo de una pureza que no puede durar en este mundo.

La historia es el relato de un encuentro entre jóvenes pero también la confrontación de dos clases sociales que se atraen como polos opuestos. 

Paquito es un muchacho  que trabaja en la almacén de su tío. Perteneciente a una clase media que cuenta con tiempo para la recreación y estudio, con ese objetivo burgués de forjar un futuro. Es respetuoso de lo instituido aunque en ese respeto se infiera una necesidad de ser aceptado, quizás por su condición de huérfano. Podemos identificar en él rasgos de ingenuidad, inmadurez e inseguridad que quedan evidenciados en el uso de las gafas y el diminutivo de su apodo.

Delia es una representante de lo que Scalabrini Ortíz llama el subsuelo de la patria. Proviene de un sector de exclusión del conurbano bonaerense donde no hay lugar para la niñez. El personaje es presentado en la Plaza Constitución, balanceándose en una hamaca, justo en el día que ha escapado de la villa miseria en la que vive y e intenta iniciar una profesión de prostituta.

No es menor el detalle que la protagonista tenga su primera escena hamacándose, ya que esa acción que nos muestra un péndulo entre la tierra y el cielo está actuando como metáfora de otros balanceos más reales y dolorosos que parecen ser un sino trágico para los más vulnerables 



Paquito balbucea, demostrando toda su tímida inmadurez cuando Delia le chista y le pide un cigarrillo, porque según le dijeron así inician las prostitutas el diálogo con los eventuales clientes.

Ese primer diálogo confronta dos dimensiones, dos realidades, dos proyectos de futuro, en un momento socio político del país ( el Onganiato) donde la demarcación de frontera sociales es feroz.

Todos los intercambios entre los protagonistas estarán teñidos por la distancia que media entre la calle de barro y el asfalto. Sin embargo esa distancia se acortará ,a un mínimo casi inexistente, en términos de soledad y del inicio sexual adolescente.



Kohon logra poner, en la caracterización de Delia, las palabras justas; más resquebrajarían al personaje y lo harían ingresar en lo burdo y desagradable. Sin embargo en esa caracterización tan medida,donde se sugiere más que se confiesa, queda absolutamente claro que ella debe ir al encuentro de su propio mecanismo de subsistencia: sustentado en los únicos recursos que tiene: su juventud y su cuerpo.

Evidentemente, por venir de una zona donde no hay lugar para la niñez, Delia sabe dos verdades fundamentales propias del sistema capitalista que Paquito ignora:

1. Vivimos bajo la presión del intercambio

2. Lo único que puede dar es su cuerpo a cambio de dinero.

Paquito se sumerge en un juego que lo excede, o que al menos no está preparado para jugar. Un juego básico, pero peligroso,  en  el que se funda una relación perversa donde Delia es el deseo y él es la sujeción a la norma, en el más profundo sentido kantiano.



Ambos,cada uno desde su propia cosmovisión,se convierten en extremos que se tocan viviendo una vida que no les pertenece totalmente.

Una mención especial merece la última escena del filme donde Paquito, luego de buscar por distintos no lugares, la encuentra en el mismo sitio donde se dio el primer encuentro pero, esta vez,  en compañia de un conscripto con quien evidentemente ha cerrado un acuerdo y lo negará cuando se acerque a ella.

Un encuentro donde el protagonista  corre al  encuentro de Delia con la idea cuasi infantil de salvarla y ella lo rechaza. En verdad ese rechazo es mucho más profundo. En la figura de Paquito, Delia rechaza a una sociedad que primero la rechazó a ella al condenarla a estar al margen de todo; hasta de la capacidad de subsistir sin tener que negociar , al menos, su esencia de sujeto social.




Comentarios

Entradas más populares de este blog

DAVID STIVEL. "LOS HEREDEROS" (1970)

  LA FUERZA DE UN CLAN. Dentro del universo cinematográfico argentino hay una enorme variedad de directores con propuestas diversas, con orígenes diferentes que se plasman en el estilo de lenguaje fílmico utilizado y las temáticas abordadas. Ese universo, quizás por caprichos propios de un  fomento disímil  del hacer cinematográfico en nuestro país, no sigue el simple silogismo de equipar  calidad con cantidad de producciones.  Así, a poco de plantear un análisis integral, encontramos que el director con mayor cantidad de filmes en su haber rara vez consiguió un producto mïnimamente aceptable; como así tampoco definir un estilo propio.  En contraposición con lo anterior existe un nutrido grupo de directores que sus óperas primas se constituyeron en óperas únicas de manera casi inexplicable y que ese hecho no guarda relación alguna con su capacidad artística. Dentro de ese grupo no puede obviarse a David Stivel .   Reconocido como un director de vanguar...

TRES VECES ANA- DAVID JOSÉ KOHON- (1961)

  ¿VERDADES DISTINTAS ... O UNA MENTIRA?  Continuando con los directores que producen un quiebre cuasi revolucionario, en término de tratamiento fílmico y provocaciones argumentales, durante los años 60; no puede estar ausente dedicar algún espacio a otro director no valorado en toda su magnitud por la crítica. Me refiero a David José Kohon.   Definitivamente exponente del mejor cine de los años 60, se caracterizará por sus provocaciones argumentales y retratar el sin sentido de la vida urbana para muchas juventudes de los sesenta. Tal como lo hace Kuhn resulta interesante analizar a estos directores en clave de la  incipiente conceptualización que hacen de la existencia de diversas juventudes, y como esa existencia está relacionada con las posibilidades de moratoria social que otorga cada clase social. El cine de Kohn es, sin lugar a dudas, un cine de clase media.  En este articulo me dedicaré al análisis de "Tres veces Ana" de 1961. Protagonizada por actores e...

"BOQUITAS PINTADAS" - LEOPOLDO TORRE NILSSON (1974)

  HIPOCRESÍA MAQU ILLADA. En el mundo del cine es bastante frecuente la adaptación de obras literarias de grandes autores al lenguaje cinematográfico. Algunas de ellas resultan demasiado complejas por el estilo de la obras literaria base y, muchas veces, esto determina que los filmes no logren la potencia de la novela original. Solo a modo de ejemplo puedo mencionar "Circe" (Manuel Antìn 1964) o "A puerta cerrada" (Pedro Escudero  ( 1962) . Como contra cara  de lo antedicho hay un grupo de dramaturgos que tienen una pluma mucho mas visual; sin dudas el primer lugar en este grupo lo ocupa Manuel Puig. En este artículo me encargaré de adentrarme en dos figuras: el propio Puig y Torre Nilsson; quienes cuentan con asombrosos puntos en común en su quehacer artístico y para ello haré foco en el análisis de "Boquitas Pintadas" (1974). El primer indicador de regularidades entre ambos lo podemos encontrar en sus propias manifestaciones en diversas entrevistas. Mien...