VERGÜENZA , INTOLERANCIA Y VIOLENCIA.
Sin dudas, dentro de cualquier retrospectiva propia de cine argentino no pude estar ausente el nombre de Daniel Tinayre.
Si bien no es un director surgido en los años 60, ya que sus producciones se inician algunas décadas antes, no puede considerarse su cine como ajeno a esa década. No sólo porque continúa filmando sino porque logra una modificación en el tratamiento de la imagen y de las temáticas que irá planteando.
Desde los años 60, Tinayre, será considerado un verdadero transgresor en nuestro cine gracias al abordaje que realizará de temáticas tabues para el contexto en lo que muchos estudiosos del cine nacional consideran un universo de verdaderos "atrevimientos cinematográficos". Un universo conformado por títulos de verdadero peso: "Extraña ternura", " A sangre fría", " El rufián", "La cigarra no es un bicho", " A sangre fría", "Bajo un mismo rostro","La Mary", etc.
En este artículo me dedicaré a analizar aspectos de una de sus mejores películas: "La patota"
Con un interesante elenco protagónico conformado por: Mirtha Legrand, José Cibrián, Luis Medina Castro, Walter Vidarte, Alberto Argibay, Ignacio Quiroz y Milagros de la Vega; el Director planteará la historia de Paulina Vidal, personaje que originalmente había sido pensado para Elida Gay Palmer pero que llevó a cabo finalmente Mirtha Legrand, en un cambio casi inexplicable, si se toma en cuenta la calidad interpretativa de ambas actrices.
El argumento nos cuenta la historia de una joven profesora de filosofía, hija de un juez jubilado. Ya la elección de la profesión de la hija plantea una primera tensión con su padre que rechaza los estudios de su hija por considerar que el ejercicio de la docencia, para la hija de un juez, es una verdadera inconsecuenca del status.
Esta tensión se torna en una verdadera intolerancia, por parte del padre, cuando su hija plantea como meta en la profesión enseñar en zonas marginales. Pese a la oposición del progenitor es designada como profesora en una escuela nocturna ubicada en la zona suburbana.
Saliendo de la escuela es confundida con una provocativa mujer del barrio, a la que una patota de muchachos jóvenes solía espiar y es violada en una obra en construcción. Esta patota está integrada por alumnos de la escuela nocturna, con lo que se da inicio a una verdadera carrera desesperada por ocultar sus identidades.
Como consecuencia de la violación, Paulina queda embarazada con lo que se produce un nuevo quiebre consistente en que a ese embarazo no deseado se sumará un verdadero ataque psicológico a la víctima. Este ataque, básicamente, se verá reflejado en el actuar de tres personajes: el padre, el novio y la directora del colegio.
Técnicamente el film está estructurado en una serie de flashbacks que resulta de interés analizarlos ya que que son reflexiones de la protagonista en la ambulancia o en el hospital.
El plantearlos como reflexiones marca el tono moralizador de la historia, que se inicia con una cita bíblica sobre el perdón sincero y es reforzado en declaraciones hechas, por el Director, en el final de la película donde plantea que la intención principal de la película es "concientizar a la juventud para evitar la comisión de delitos aberrantes"
Si bien lo antedicho es real; paradójicamente la película también es una crítica al conservadorismo moral.
En situación de análisis es necesario tomar algunos elementos del filme que resultan estructurantes:
1. La situación de "Paulina maestra"; esto actúa como una metáfora clara cuyo objetivo es mostrar la responsabilidad del hecho educativo más allá del aula mediante actitudes de vida.
2. Ambientes expresivos recreados: Tinayre recurre a una ambientación lúgubre y mísera, reforzada por una iluminación sombría: Todos los momentos intensos cuentan con niebla, noche u oscuridad y se refuerzan con una banda sonora estridente que va desde el jazz hasta baladas que asemejan gritos de protesta, queja o dolor.
El lugar donde se produce la violación es un edificio abandonado en el que hay estatuas rotas. Estos elementos vuelven a constituirse en una nueva metáfora: estas estatuas como testigos mudos e impasibles del hecho. Es un verdadero poner frente a un espejo a la sociedad entera que asume dos grandes posicionamientos ante delitos de índole sexual: la ausencia de interés por visibilizar esos hechos o la mirada cuestionadora para con la víctima, desde un pre concepto que algún tipo de responsabilidad le cabe en el hecho.
La escuela, que es el único lugar común para todos los involucrados en la historia, tiene un verdadero tratamiento fílmico de crisis de iluminación con el claro propósito de mostrar ,que por ser ese lugar común, está lleno de tensiones.
Tensiones que refuerzan los sentimientos de culpa, vergüenza e intolerancia y funcionan como un verdadero hecho catalizador para generar una usina de violencia simbólica.
Violencia que, de alguna manera, los atrapa a todos: a los jóvenes por ser pobres y a Paulina por ser mujer.
Donde más claro se ve esa encerrona trágica de la usina violenta es en la relación que se establece entre Paulina y su padre que rechaza su rol de docente, su novio que finaliza una relación por el malestar que le provoca su hombría herida y la directora de la escuela que se posiciona como jueza moral.
4.El uso de lentes oscuros, por parte de Paulina en los espacios públicos, luego de la violación. Ese uso de lentes oscuros que muestran una relación víctima/victimario no lineal sino de alternancia de roles y de complementariedad.
Los lentes ocultan la mirada de Paulina y ese comportamiento de la protagonista hay una doble raíz: esconderse por haberse convertido en una vergüenza social y rechazar una sociedad intolerante y violenta que perpetúa la revictimización de los seres más vulnerables.





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